Esta es una boda que se celebró en octubre de 2016 y que tenía muchas ganas de publicar, por un montón de motivos. La boda es preciosa, de estas bodas cuidadas pero que no pierden la cabeza en ningún momento y se centran en hacer bien lo que hay que hacer bien, ojalá aplicáramos esto con todo en nuestra vida. Por otro lado, es una familia con la que ya he trabajado muchas veces y eso es impagable. Pero lo mejor de todo es que la familia de Moni es amiga y esta boda, como la de muchos de sus primos y hermano, me sirvió para disfrutar de mi amiga Lucía, pero también me dio la oportunidad de tener una charla con su abuelo Coqui, muy querido en mi casa y tan chiflado como mi padre, en su día, esquiadores octogenarios y disfrutones natos. ¡Cuánto tenemos que aprender de esa generación!
Moni se vistió en casa de sus abuelos, en Somió y aunque me imaginaba que habría gente, porque son una familia muy numerosa, ¡la casa estaba abarrotada!. Pero, oye, ningún problema, nada de nervios, allí había una calma tremenda y hasta los chicos se dieron un baño en la playa poco antes de la boda. Si. Poco antes. Estas casas que están acostumbradas al barullo son una gozada, ¡desde fuera dais mucha envidia!
Mónica madre estaba muy guapa con un vestido azul de gasa. De la peluquería se ocupó M de la Fuente, de Oviedo, con la que ya he coincidido más veces y del maquillaje, Peluquería Suárez.
La novia utilizó una corona con unos broches de brillantes preciosos de su abuela Mila. Me encanta estos guiños que tienen las novias con las abuelas, Mila también estuvo muy presente en el diseño del vestido de Marcos Luengo.
Las niñas de arras, todas primas de la novia, estaban ideales con unos vestidos diseñados por la madre de Moni.
El vestido de Moni, tiene una tela que es un auténtico espectáculo, es una piel de ángel doble de seda natural y como os comentaba, llevaba unas aplicaciones de encaje antiguo de la familia de la abuela de la novia muy, muy bonito. El velo es un tul de seda. Marcos Luengo acertó de nuevo con un diseño aparentemente sencillo (¡ojo con la confección de este vestido!).
Todo el adorno de las flores, corrió a cargo de Flores El Invernadero, una de las socias es tía de Moni y se volcaron con su trabajo. Podréis ver un nuevo post en su blog sobre esta boda.
La boda se celebró en la iglesia de San Julián de Somió, está tan cerca de la casa de cada uno de los novios, que llegaron a la iglesia caminando.
La madrina, una señora guapísima, llevaba un vestido precioso de Jorge Vázquez y un tocado de Conchita.
Había invitadas impresionantes, aquí está Mar Menéndez-Castañedo, vestida de AB Boutique.
Después de la ceremonia, se dirigieron al Palacio de La Riega, propiedad de la familia, regentado por el chef Nacho Manzano, para celebrar su boda.
¡Muchas gracias a estas dos familias por poder compartir su boda!, volveremos a vernos en septiembre.
Precioso!!!
Gracias Belén!!
Fue la boda perfecta, nunca había visto una novia tan natural, sencilla, elegante y GUAPA…increíble
Es verdad, es una novia impresionante!